20 de noviembre, Día mundial de la infancia: llamada de atención sobre los problemas de los menores
Cada 20 de noviembre y desde 1954, celebramos el Día Mundial de la Infancia con el objetivo de alertar sobre los problemas que afectan a los niños, uno de los colectivos más vulnerables y, en muchas ocasiones, olvidados.
En muchas ocasiones los adultos tendemos a centrarnos prioritariamente en los problemas que afectan a su bienestar físico, los que se refieren a alimentación, educación, salud física, etc. dejando de lado aquellos que afectan a su bienestar emocional. Por esta razón, es importante no subestimar el dolor emocional que pueden sufrir los niños, en ocasiones, sin que los adultos seamos conscientes.
Es cierto que no todos los niños viven situaciones similares y que las diferencias de unos a otros pueden ser muy notables; así, dependiendo de la zona geográfica, del entorno social y de la situación de cada país, los problemas varían. No obstante, según los expertos, que nuestro país goce de una situación privilegiada en muchos aspectos, no implica que nuestros niños no sufran otro tipo de problemas, con sufrimiento emocional al que, por ser menores, se atiende menos.
Los problemas emocionales en los niños que mojan la cama
Uno de los trastornos con importante repercusión emocional en los niños y al que algunos padres no prestan mucha atención, es la enuresis. En palabras del Dr. Juan Carlos Ruiz de la Roja, Jefe de Urología del Hospital Santa Cristina de Madrid y director del Instituto Urológico Madrileño, “padres y profesionales sanitarios debemos ser muy conscientes del gran impacto emocional de la enuresis en niños y adolescentes; todos aquellos que se orinaron por la noche durante la infancia, recuerdan ese período de su vida con auténtico dramatismo, ya que por esa circunstancia dejaron de hacer un montón de cosas propias de la edad y, con frecuencia, reconocen cómo eso les marcó en su carácter e incluso en su rendimiento escolar. Orinarse en la cama sin darse cuenta es algo que ningún niño debería sufrir, sobre todo teniendo en cuenta que, si hacemos un diagnóstico y un abordaje adecuado, el 100% de los casos se resuelve fácilmente”.
Los escapes nocturnos tienen gran impacto emocional en los niños y el sufrimiento se va agravando con el paso del tiempo. De hecho, “para los adolescentes que no han visto su trastorno resuelto, supone una de sus principales preocupaciones ya que entre el 1 y 3% de la población adulta sufre el problema” asegura el doctor.
Además del sufrimiento que supone para el niño mojar la cama, “la enuresis provoca, retraimiento social, baja autoestima, descenso del rendimiento escolar, ansiedad, inseguridad y malestar, por lo que los niños rechazan actividades propias de su edad como ir a dormir a casa de familiares y amigos, acudir a excursiones, etc., para evitar que otros niños conozcan el problema. El desconocimiento que hay entre la población sobre la enfermedad, incluyendo algunos profesionales sanitarios, supone que este problema se siga perpetuando en el tiempo y que muchas personas sigan recordando cómo orinarse en la cama es algo que les gustaría borrar de su memoria”, indica el doctor.
Enuresis: ¿qué y por qué?
La enuresis, mojar la cama por las noches a partir de los 5 años y de manera involuntaria, al menos 2 veces por semana y durante un período de al menos 3 meses, es una enfermedad muy frecuente que afecta al 16% de los niños de 5 años, el 10% de los de 6 años y al 7,5% de los de 10 años y, aunque la mayoría de las veces las causas son fisiológicas, muchos adultos del entorno del menor lo achacan a dejadez o vaguería para levantarse.
“La enuresis tiene origen fisiológico en el 90% de los casos y psicológico en tan solo un 10% con un importante componente hereditario que hace que el niño no pueda controlar las pérdidas, mojando la cama de manera involuntaria” según el Dr. Ruiz de la Roja que es, además, autor del libro ¿Por qué se orinan los niños en la cama?: respuestas de un médico.
Los escapes nocturnos pueden deberse a una producción incrementada de orina durante la noche (por ausencia de la elevación de la hormona antidiurética o ADH, que da lugar a una poliuria nocturna) y una función vesical anormal (capacidad vesical reducida, hiperactividad vesical), asociadas a un fracaso en el mecanismo del despertar ante el estímulo vesical. Además de los factores fisiopatológicos aceptados mayoritariamente, se describen otros factores asociados, algunos ampliamente estudiados, como son la predisposición genética, los factores psicosociales, los factores ambientales y otros factores patológicos (estreñimiento, encopresis, patología obstructiva de la vía respiratoria alta…).
Se asocia, además, a enfermedades más graves como el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH), o la diabetes, de ahí la importancia de su diagnóstico temprano.
Por eso, si tu hijo moja la cama pasados los 5 años, consulta con tu pediatra.
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