ASPECTOS PSICOLÓGICOS DE LA ENURESIS
La enuresis, en la mayoría de los casos, no tiene origen psicológico, pero afecta psicológicamente a quien la padece.
Los niños que mojan la cama por las noches, de forma involuntaria, sufren lo que los expertos denominan enuresis. Los expertos de la Sociedad Española de Pediatría Extrahospitalaria y Atención Primaria (SEPEAP) clasifican la enuresis nocturna como primaria (ENP) cuando no existe un período previo prolongado de sequedad y enuresis nocturna secundaria (ENS) cuando aparece después de un período de continencia urinaria de al menos 6 meses consecutivos sin ayuda.
Esta clasificación es importante porque, en los primeros casos, los de enuresis nocturna primaria, las causas son debido a factores fisiopatológicos: una producción incrementada de orina durante la noche (por ausencia de la elevación de hormona antidiurética -ADH- que da lugar a una poliuria nocturna) y una función vesical anormal (capacidad vesical reducida, hiperactividad vesical). Además, hay una asociación con un fracaso en el mecanismo del despertar ante el estímulo vesical, es decir, el no despertarse ante la sensación de vejiga llena. Existen otros factores asociados como son la predisposición genética, los factores psicosociales, los factores ambientales y otros factores patológicos como el estreñimiento, la encopresis, una patología obstructiva de la vía respiratoria alta, etc.
En los casos de enuresis nocturna secundaria puede haber un factor psicológico desencadenante que habría que atender, como el intento de llamar la atención ante la llegada de un hermano.
“Los casos de enuresis por causas psicológicas son pocos. Yo habré visto con ese comportamiento aproximadamente una docena de niños, los cuales tienen o muy baja autoestima por otros motivos o una sociabilidad defectuosa, incluso puede haber también un componente depresivo menor. Realmente lo que buscan con eso es llamar la atención de los padres y reclamar unos cuidados y un afecto que probablemente no están teniendo, una atención que no están recibiendo”, explica el Dr. Venancio Martínez, pediatra del Servicio de Salud del Principado de Asturias y profesor de medicina de la Universidad de Oviedo.
Enuresis en la edad infantil ¿cómo afecta?
Lo cierto es que los escapes nocturnos “tienen una repercusión importante en la vida del niño y, a veces, afectando muy profundamente a su estado psicológico” asegura el experto.
Los niños que hacen pis en la cama frecuentemente se sienten culpables, no entienden por qué les pasa esto. Además, en ocasiones los propios padres, cansados de la situación, les culpan de los escapes y todo ello va minando su autoestima.
Son niños poco sociables, retraídos, que poco a poco van evitando participar en actividades que impliquen dormir fuera de casa y los padres no son muy conscientes de este cambio de actitud porque es algo que ocurre paulatinamente. El cambio de actitud en el niño es progresivo, no brusco.
En la edad infantil esta repercusión es importante, pero se ve agravada en los casos en los que la enuresis persiste hasta la adolescencia.
Enuresis y adolescencia, cuando se construye el entorno social
Es cierto que entre los 5 y 14 años, la frecuencia de enuresis va disminuyendo con el paso del tiempo y tiene una tasa de resolución espontánea alta, pero también sabemos que continúa habiendo casos entre adolescentes y adultos.
“Personalmente me he encontrado con una situación tan llamativa como que una mujer supo que su marido se orinaba en la cama la noche de bodas” indica el Dr. Martínez y es que se estima que de 1 a 3 de cada 100 adultos sufren enuresis nocturna.
La enuresis es un trastorno involuntario y así debería verlo la sociedad.
Lo cierto es que, en muchos círculos, el mojar la cama por las noches sigue siendo un tema tabú, del que es preferible no hablar ya que, en ocasiones, incluso puede causar vergüenza. Por eso, las distintas asociaciones de incontinencia, pediatría, etc., trabajan para normalizar el problema y abordar la enuresis como un trastorno involuntario, con solución y al que es necesario destinar tiempo y recursos.
El paciente enurético no se orina en la cama por llamar la atención, por dejadez o por vaguería, si no que sufre un trastorno cuyo síntoma principal es el escape nocturno, de ahí la insistencia de los expertos para que sea abordado de manera adecuada y temprana.
El diagnóstico de la enuresis debe comenzar con una anamnesis exhaustiva realizada por el pediatra que incluya los antecedentes familiares y personales del niño, el tipo de enuresis, el patrón de escapes nocturnos, los síntomas diurnos asociados, la ingesta habitual de líquidos del menor y las posibles comorbilidades que pueda tener el paciente. Toda esta información es clave para que el pediatra pueda poner solución al problema de enuresis. Son también importantes la actitud de la familia y el niño ante el problema, el grado de repercusión y las medidas que se hayan tomado previamente.
La sociedad, las familias, los colegios y los propios niños deben ver la enuresis como un problema ajeno a su control. Por eso, si tu hijo de más de 5 años moja la cama de manera regular, acude al pediatra.
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