La enuresis afecta al rendimiento escolar y puede producir ansiedad en los niños

Seguro que todos recordamos la mezcla de sensaciones que producía el comienzo de curso. La alegría de volver a ver a compañeros y amigos se une a los nervios por conocer a los nuevos profesores, materias más complicadas, nuevas clases… Hoy en día, aunque las cosas no son exactamente igual, los niños y adolescentes siguen experimentando esa mezcla de emociones que, en algunos casos, pueden vivirse con expectación, pero en otros supone un auténtico problema.

 

Enuresis y vuelta al cole

En el caso de los niños y adolescentes que siguen mojando la cama después de los 5 años, lo que los expertos denominan enuresis nocturna, la preocupaciónenuresis afecta al rendimiento escolar para que no se conozca su dolencia se agudiza porque ven alterado su descanso. Esta intranquilidad afecta al rendimiento durante el curso; las horas de sueño necesarias en esa etapa se ven mermadas y, al estar más cansados durante el día, rinden peor en el colegio.

Para nadie es agradable tener un menor rendimiento en clase. Pero, además si la causa es que no has dormido bien porque al orinarte has tenido que levantarte a cambiar sábanas y pijama, la sensación de que es algo injusto aumenta y, los niños no entienden por qué padecen este trastorno.

Esta sensación se agudiza con la edad; “a partir de los 12 años, en la adolescencia, lo social es fundamental. Realmente, desde los 12 años en adelante todo lo que va a tener que ver con la construcción de la personalidad, el afrontamiento, el adolescente lo va a referenciar al grupo, con lo cual el concepto de grupo es muy importante” asegura el Dr. Javier Quintero, jefe del Servicio de Psiquiatría y Salud Mental del Hospital Universitario Infanta Leonor de Madrid, director de Psikids y uno de los grandes conocedores de la repercusión de la enuresis en la salud mental de nuestro país.

 

Descanso y rendimiento escolar

En 2016 se desarrolló el proyecto europeo Sleep Habits in Student’s Performance (SHASTU), enfocado en estudiar la relación que hay entre los hábitos del sueño y el rendimiento escolar. El doctor Gonzalo Pin Arboledas, jefe de la Unidad del Sueño del Hospital Quirónsalud Valencia y director técnico del proyecto, estableció la relación directa entre una mejora del sueño tras la aplicación de rutinas saludables y su repercusión en un mejor resultado escolar.

Por su parte, el pedagogo y psicólogo estadounidense Granville Stanley Hall afirmaba en 1904 que “debe hacerse todo lo posible para favorecer un sueño profundo y de calidad, así como la cantidad necesaria y, todo lo que interfiera seriamente. Nadie debería poder ir a la escuela sin, al menos, nueve horas de sueño”, relacionando las horas de descanso con el rendimiento escolar.

 

¿La enuresis se soluciona con la edad y el niño empieza a rendir más?

Los expertos en enuresis aseguran que “su prevalencia decrece con la edad y tiende a la resolución espontánea, aunque no ocurre en todos los casos ni en el momento deseado, habiéndose relacionado con situaciones de ansiedad crónica, problemas de autoestima y retraso en la esfera social. En este sentido, la enuresis se puede considerar como un problema importante de salud, para el que su diagnóstico precoz y abordaje adecuado pueden ayudar a estos niños a mejorar su calidad de vida”.

 La mejoría en el descanso, que se produciría cuando el niño deja de mojar la cama y no ve interrumpidas sus horas de sueño, podría suponer, según estiman los expertos, una mejor concentración.

 

Otras consecuencias

La enuresis es algo involuntario que escapa al control del menor. “Una producción incrementada de orina durante la noche (por ausencia de la elevación de ADH que da lugar a una poliuria nocturna) y una función vesical anormal (capacidad vesical reducida, hiperactividad vesical), asociadas a un fracaso en el mecanismo del despertar ante el estímulo vesical, son los factores responsables del episodio enurético”, pero el menor y en ocasiones el entorno, lo asumen como algo voluntario, afectando al sentimiento del niño.

Para el Dr. Quintero, “lo que suele haber es un menoscabo del autoconcepto y la autoestima. Por ejemplo, si hay un plan de acudir a dormir a casa de un amiguito, ese niño intentará evitarlo porque no se va a sentir seguro como para poder ir a casa de ese amiguito y dormir fuera de casa. Todo ello, tiene esa segunda derivada y, es que hace interferencia en lo social, es decir, se producen ciertas consecuencias en la interacción con los demás. Esta situación, en el contexto del desarrollo normal de un niño de 6, 7 u 8 años, indiscutiblemente, empieza a ser un problema adicional y acaba derivando en sintomatología ansiosa, fundamentalmente, y depresiva en un segundo tiempo”.

Por eso, es importante consultar con el pediatra si, pasados los 5 años, el niño sigue mojando la cama. De esta manera, le prestaremos la ayuda necesaria para resolver su problema.


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