¿La enuresis puede resolverse de manera espontánea con el tiempo? Sí, pero solo en el 15% de los casos
¿La enuresis se resuelve por sí sola?
Aunque es cierto que hay casos de enuresis que se resuelven de manera espontánea con el paso del tiempo, “cuando se realizan seguimientos a largo plazo de sujetos enuréticos, se objetiva una resolución espontánea con una frecuencia aproximada del 15% anual”. Esto significa que, de cada 100 niños que mojan la cama, solo 15 se curan cada año sin intervención del pediatra, o lo que es lo mismo, 8,5 de cada 10 niños que hoy se hacen pis en la cama, continuarán haciéndolo al año siguiente.
La palabra enuresis deriva del término griego enourein “vaciar la vejiga”, “hacer agua”, y los expertos la definen como “la emisión involuntaria de orina durante el sueño a una edad socialmente inaceptable”. La sitúan en los 5 años de edad, momento en el que el niño ya debería controlar esfínteres; “afecta al 16% de los niños de 5 años, al 10% de los de 6 años y al 7,5% de los de 10 años de edad”. En un aula de tercero de infantil con 30 niños, casi 5 sufren escapes nocturnos.
“A partir de los 15 años de edad todavía persistirá el problema en un 1-3% de la población” y “aunque la prevalencia disminuye con la edad, la frecuencia y la severidad de los episodios enuréticos aumentan”. Es decir, aunque no son muchos los adolescentes o adultos que sufrirán el trastorno lo padecerán con más frecuencia y de manera más grave. Si para un niño es vergonzoso, cabe imaginar cómo afrontará el problema y las implicaciones que tendrá para un adolescente o un adulto.
¿Cómo viven los niños la enuresis?
La enuresis afecta de manera desigual a los niños, frecuentemente en función de la edad, pero en una reciente encuesta entre pediatras, “los médicos percibieron la baja autoestima, la ansiedad y la vergüenza como los factores de mayor impacto en los pacientes”.
A muchas personas, el hablar del problema les genera un sentimiento de culpa, algo sorprendente cuando es sabido que entre sus causas “las alteraciones del ritmo circadiano secretor de hormona antidiurética (ADH), los desórdenes del sueño y los trastornos funcionales vesicales son las de mayor trascendencia clínica. No puede olvidarse como base etiológica de las mismas la existencia de una predisposición de base genética”; el niño nunca es responsable de su trastorno y son causas físicas las que lo provocan, en muchos casos con un importante componente genético-hereditario.
“La enuresis es un trastorno frecuente e infradiagnosticado. Aunque su prevalencia decrece con la edad por la resolución espontánea, esta no se da en todos los casos ni en el momento deseado. Para muchas familias de niños que siguen mojando la cama, el impacto económico, social y emocional es importante”, por ello no debe desatenderse.
Respecto a los propios pediatras, “casi la totalidad reconoce que la enuresis tiene repercusión en la vida diaria del niño: en la esfera emocional, asociada a sus relaciones sociales, familiares o escolares”.
Entonces, ¿cuál es la solución?
Lo más importante es asumir que el niño sufre un trastorno que escapa a su control y acudir al pediatra porque es “uno de los trastornos más frecuentes en el niño, aunque insuficientemente atendido en la consulta de pediatría”.
Pediatras y personal de enfermería de pediatría son los primeros profesionales sanitarios que atenderán al niño, por eso su ayuda es tan importante.
Con todos los datos el pediatra podrá hacer un diagnóstico y ayudar al niño en caso de ser necesario.
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